-¿Estas jugando a las muñecas otra vez?- pregunto Tomás sentado en su silla frente a la ventana del patio interior.
- Si mi querido - respondió una voz joven medio forzada desde el suelo.
-Ven aquí mi pequeña- suspiró Tomás.
Ella se acercó, lo abrazó tiernamente y coemenzó a llorar - Mis compañeras de curso me tratan mal: hoy sus muñecas me tiraron la comida que tu me preparaste con tanto esfuerzo al perro... -
-No te preocupes, ahora mismo preparare una cena deliciosa para que olvides tus problemas. Mañana veremos que podemos hacer-
-No. No quiero ir mas a ese jardin donde me tratan mal por ser hija de un ciego - gritaba la niña. Su padre la abrazó y en voz baja para calmarla, le recomendo - ¿Porqué no las invitas a jugar?
Ellas ta tratan así porque estan enamoradas de las muñecas que tu haces-
Su hija así lo hizo y a la tarde siguiente trajo a las compañeritas. Ellas entraron muy mansitas y apenas vieron al anciano lo golpearon con sus muñecas a ambos...La pequeña no lloró ni gritó, pero su padre la abrazando para que no sufriera serios daños y hecho a las niñas que se fueron gritando asustadas. Dejaron atrás sus muñecas.
Al día siguiente, Tomás estaba sentado en su silla mirando a la ventana.
- ¿Otra vez jugando las muñecas? -
- Si, pero éstas son nuevas... -
-¿Porque juegas con las muñecas de las niñas que te hicieron tanto mal?-
- Porque esta vez las invité a jugar yo - respondió felizmente la niña.
- Acercate, quiero ver cómo estan las heridas - pidió Tomas.
- Pero antes voy a lavarme las manos, porque estuve jugando en el jardín e hice tortillas de barro -
- Bueno, pero apurate que tenemos que preparar la cena -
Se alejó en dirección al baño y abrió la canilla. Sonrie. Le encanta como el agua transparente se vuelve rosada...
